martes, 16 de octubre de 2012




DEL  GARABATO A  LA ASFALTURA 
DE  LA ASFALTURA  AL POEMA


Por Carmen Amato


Entre el signo y el garabato se despliegan las artes y las letras de nuestros días.

Entre lo que veo y digo/ entre lo que digo y callo,/
entre lo que callo y sueño,/entre lo que sueño y olvido,/la poesía.
 Octavio Paz.

El origen

Después de retratar la misma ciudad durante cinco años cada tarde a través de mi ventana, de retratar sus cielos y sus atardeceres, de mirar minuciosamente sus flores, sus árboles, sus pájaros a través de la cámara, llegó un momento que en lugar de mirar al frente y arriba, dirigí mis ojos hacia abajo buscando nuevas imágenes.  Escudriñé el asfalto y descubrí que los rastros de la reparación del pavimento resultaban ser trazos caprichosos, sugerentes, que llamaban a mis ojos para ser levantados, para ser sacados de su indiferenciación; fue así como surgieron los Asfalgramas. Debo compartir el crédito de este hallazgo con mi compañera de aventuras fotográficas Magdalena Guerrero. Recorríamos ella y yo las grandes cuadras de la ciudad en la que yo vivía y que ella visitaba algún verano; no había mucho que hacer en esa ciudad que adquiría su razón de ser por la Universidad, la cual se convertía en el centro alrededor del cual giraban los negocios y los prestadores de servicios. Yo estudiaba allí el doctorado y era maestra de lengua y literatura. Cada tercer día tenía las tarde libres y entonces salíamos a caminar con cámara en mano, buscando nuevas imágenes, colores diferentes en el atardecer, trazos nuevos en el cielo, objetos que nos llamaran la atención, ya habíamos agotado las posibilidades, hasta que un día optamos por retratar el suelo al atardecer, y una vez que vimos los resultados  en la pantalla de la computadora, los resultados nos sorprendieron. Volvimos al otro día a buscar nuevas imágenes en las calles recién reparadas por el servicio local de bacheo, fue divertido “adivinar” objetos y figuras en movimiento en aquellas fotografías que aquella tarde con cierto sentido de humor nos dio por bautizar Asfalgramas, “escritura con asfalto”.




De los asfalgramas a las asfalturas

Estas fotos se mantuvieron archivadas varios meses en nuestras computadoras hasta que un día las retomé y reencontré en esas formas lo que la imaginación sugería podrían ser niños, animales, hombres, mujeres, en fin, todo un universo delineado con brea. Para hacerlas más atractivas se me ocurrió ponerles un poco de color digital, el color negro de las fotos que parecían estar en blanco y negro tomó tonos cafés, azules, amarillos. 



Me resultaban muy interesantes esas extrañas formas  que resultaban de las fotografías. Empecé a pensar qué debería hacer con estas figuras que me hablaban tan cerca y parecía querían significar algo. Estos signos que divagaban entre una conversación de entes existentes en su mundo propio y que al mismo tiempo buscaban ser expresadas.

Pasaron algunos meses más todavía hasta que eventualmente adquirí un programa de computadora que imprimía efectos pictóricos a las fotografías y con el cual empecé a experimentar con los Asfalgramas. El resultado en esta segunda intervención digital  (la primera había sido añadirles color) fue un atractivo, las imágenes se fueron convirtiendo así en Asfalturas, cuyo nombre proviene de la combinación de “asfalto” y “pintura”. Aquellos trazos escritos con asfalto y fotografiados, seguían siendo fotografías pero ahora algunas tenían aspecto de “pinturas”. Por un momento dudé qué era eso que había producido con la cámara. Yo la defino como fotografía doblemente intervenida, primero con color y luego con textura. Son fotografías sometidas a un proceso de transformación. Son Asfalgramas convertidos en Asfalturas. Una técnica y un género hibrido.



Un caleidoscopio polifónico

¿Estas asfalturas significan algo? Yo creo que si, aunque no creo que signifiquen lo mismo para diferentes personas. No son signos consolidados que tengan un significado convencional, al contrario son polivalentes, connotativos, son al mismo tiempo una cosa y muchas otras. Lo que me dicen a mí las asfalturas es diferente de lo que le dicen a cualquier otro espectador, son imágenes que dialogan de uno a uno.
A partir de esta idea de significado múltiple, me surgió la idea de extender este proyecto individual a un proyecto colectivo invitando a varios amigos y amigas poetas a escribir a partir de estas imágenes. El resultado ha sido un caleidoscopio de imágenes y voces. Los asfalgramas (convertidos en asfalturas poetizadas) han sido sacados del anonimato y del silencio presentándolos al espectador como una gran “polifonía”.

Signos o garabatos

Me preguntó, como seguramente lo harán muchos de ustedes, ¿hasta donde es válido hacer poesía y fotografía a partir de la nada? Levantarla literalmente del suelo, sacarla del pisoteado espacio de la calle donde estos signos viven y son ignorados. ¿Dónde está la poesía realmente?¿Dónde habita el arte?  Sabemos que la realidad por si misma no es poética, que las mismas situaciones no necesariamente son poéticas para todas las personas; es nuestra mirada la que tiende a poetizar las cosas, parafraseando la máxima de que la ofensa está en el ojo del ofendido, digo que la poesía está en la mirada del poeta, la poesía sólo existe para quien es capaz de mirarla. Si en estas imágenes y en estos poemas generados por magníficos poetas a partir de ellas tú ves una realidad ajena a la cotidiana, esa posibilidad está en ti, en tu percepción de la realidad, en tu sensibilidad de lo no obvio.  Pero también sería correcto si estas imágenes no te parecieran más que “garabatos”.  Octavio de Paz distingue entre el signo y el garabato, y comenta que el “signo abre la posibilidad de interpretar y ver más allá de lo obvio, encontrar sentido, imaginar, fantasear, inventar, y por lo tanto nos impulsa hacia la vida, hacia el impulso vital del instinto de sobrevivencia; mientras que el garabato, sólo es un trazo sin sentido, sin posibilidad de hablar de cosas factibles de descubrirse o revelarse ante los ojos del espectador”.

Sólo interpretaciones

Mi intención al realizar este trabajo experimental es redimir del suelo garabatos con vocación de signo, exponerlos a la vista de un espectador activo para que dialogue con ellos, para que trasciendan, para que la poesía encuentre en ellos su materia y su cauce, para hacer visible lo invisible. En esa medida daremos voz a los silenciosos, a los silenciados, a los invisibles, por la falta de una ventana desde donde miren el mundo y sean mirados por él, desde donde puedan existir y ser interpretados, sólo eso, i n t e r p r e t a d o s, porque como afirma Michael Foucault: “Cuando decimos lo que vemos es en vano. Lo que vemos jamás está en lo que decimos”.

Consciente de esa imposibilidad agradezco a mis amigos poetas que aceptaron participar en este proyecto plástico-poético, que nos acerquen con sus poemas a estas imágenes que pretenden significar algo, que sus palabras sean un puente que nos aproximen a ellas para experimentar en esa cercanía algunas de sus posibles historias.

Palabras finales

Si la realidad es como es, si nosotros somos los que poetizamos los actos y los hechos, ritualizamos las acciones, les damos sentido y significado a cosas que podrían pasar desapercibidas, si nuestra mirada es la que rescata parte de la realidad para mostrarla a los otros, entonces, es en este sentido que las Asfalturas pueden aspirar a ser visibles e interpretables. Hay una resonancia en el subconsciente del poeta que traduce e interpreta lo que estos signos gritan y revelan a sus ojos. Por lo tanto, mediante un juego de la imaginación y la palabra es posible a partir de estas imágenes y poemas aproximarnos a otros aspecto de la realidad cotidiana, más allá del sentido común.




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