DEL GARABATO A LA ASFALTURA
DE LA ASFALTURA AL POEMA
DE LA ASFALTURA AL POEMA
Por Carmen
Amato
Entre el signo y el garabato se despliegan las artes y las letras
de nuestros días.
Entre lo que veo
y digo/ entre lo que digo y callo,/
entre lo que callo y
sueño,/entre lo que sueño y olvido,/la poesía.
El
origen
Después de retratar la misma ciudad durante cinco
años cada tarde a través de mi ventana, de retratar sus cielos y sus
atardeceres, de mirar minuciosamente sus flores, sus árboles, sus pájaros a través
de la cámara, llegó un momento que en lugar de mirar al frente y arriba, dirigí
mis ojos hacia abajo buscando nuevas imágenes. Escudriñé el asfalto y descubrí que los rastros de la
reparación del pavimento resultaban ser trazos caprichosos, sugerentes, que
llamaban a mis ojos para ser levantados, para ser sacados de su
indiferenciación; fue así como surgieron los Asfalgramas. Debo compartir el crédito de este hallazgo con mi
compañera de aventuras fotográficas Magdalena Guerrero. Recorríamos ella y yo las
grandes cuadras de la ciudad en la que yo vivía y que ella visitaba algún
verano; no había mucho que hacer en esa ciudad que adquiría su razón de ser por
la Universidad, la cual se convertía en el centro alrededor del cual giraban
los negocios y los prestadores de servicios. Yo estudiaba allí el doctorado y
era maestra de lengua y literatura. Cada tercer día tenía las tarde libres y
entonces salíamos a caminar con cámara en mano, buscando nuevas imágenes,
colores diferentes en el atardecer, trazos nuevos en el cielo, objetos que nos
llamaran la atención, ya habíamos agotado las posibilidades, hasta que un día
optamos por retratar el suelo al atardecer, y una vez que vimos los
resultados en la pantalla de la computadora,
los resultados nos sorprendieron. Volvimos al otro día a buscar nuevas imágenes
en las calles recién reparadas por el servicio local de bacheo, fue divertido
“adivinar” objetos y figuras en movimiento en aquellas fotografías que aquella
tarde con cierto sentido de humor nos dio por bautizar Asfalgramas, “escritura con asfalto”.
De los
asfalgramas a las asfalturas
Estas fotos se mantuvieron archivadas varios meses
en nuestras computadoras hasta que un día las retomé y reencontré en esas
formas lo que la imaginación sugería podrían ser niños, animales, hombres,
mujeres, en fin, todo un universo delineado con brea. Para hacerlas más
atractivas se me ocurrió ponerles un poco de color digital, el color negro de
las fotos que parecían estar en blanco y negro tomó tonos cafés, azules,
amarillos.
Me resultaban muy interesantes esas extrañas formas que resultaban de las fotografías.
Empecé a pensar qué debería hacer con estas figuras que me hablaban tan cerca y
parecía querían significar algo. Estos signos que divagaban entre una
conversación de entes existentes en su mundo propio y que al mismo tiempo
buscaban ser expresadas.
Pasaron algunos meses más todavía hasta que
eventualmente adquirí un programa de computadora que imprimía efectos
pictóricos a las fotografías y con el cual empecé a experimentar con los Asfalgramas. El resultado en esta
segunda intervención digital (la
primera había sido añadirles color) fue un atractivo, las imágenes se fueron
convirtiendo así en Asfalturas, cuyo
nombre proviene de la combinación de “asfalto” y “pintura”. Aquellos trazos
escritos con asfalto y fotografiados, seguían siendo fotografías pero ahora
algunas tenían aspecto de “pinturas”. Por un momento dudé qué era eso que había
producido con la cámara. Yo la defino como fotografía doblemente intervenida,
primero con color y luego con textura. Son fotografías sometidas a un proceso
de transformación. Son Asfalgramas
convertidos en Asfalturas. Una
técnica y un género hibrido.
Un
caleidoscopio polifónico
¿Estas asfalturas significan algo? Yo creo que si,
aunque no creo que signifiquen lo mismo para diferentes personas. No son signos
consolidados que tengan un significado convencional, al contrario son
polivalentes, connotativos, son al mismo tiempo una cosa y muchas otras. Lo que
me dicen a mí las asfalturas es diferente de lo que le dicen a cualquier otro
espectador, son imágenes que dialogan de uno a uno.
A partir de esta idea de significado múltiple, me
surgió la idea de extender este proyecto individual a un proyecto colectivo
invitando a varios amigos y amigas poetas a escribir a partir de estas
imágenes. El resultado ha sido un caleidoscopio de imágenes y voces. Los
asfalgramas (convertidos en asfalturas poetizadas) han sido sacados del
anonimato y del silencio presentándolos al espectador como una gran “polifonía”.
Signos o
garabatos
Me preguntó, como seguramente lo harán muchos de
ustedes, ¿hasta donde es válido hacer poesía y fotografía a partir de la nada?
Levantarla literalmente del suelo, sacarla del pisoteado espacio de la calle
donde estos signos viven y son ignorados. ¿Dónde está la poesía
realmente?¿Dónde habita el arte?
Sabemos que la realidad por si misma no es poética, que las mismas
situaciones no necesariamente son poéticas para todas las personas; es nuestra
mirada la que tiende a poetizar las cosas, parafraseando la máxima de que la
ofensa está en el ojo del ofendido, digo que la poesía está en la mirada del
poeta, la poesía sólo existe para quien es capaz de mirarla. Si en estas
imágenes y en estos poemas generados por magníficos poetas a partir de ellas tú
ves una realidad ajena a la cotidiana, esa posibilidad está en ti, en tu
percepción de la realidad, en tu sensibilidad de lo no obvio. Pero también sería correcto si estas
imágenes no te parecieran más que “garabatos”. Octavio de Paz distingue entre el signo y el garabato, y
comenta que el “signo abre la posibilidad de interpretar y ver más allá de lo
obvio, encontrar sentido, imaginar, fantasear, inventar, y por lo tanto nos
impulsa hacia la vida, hacia el impulso vital del instinto de sobrevivencia;
mientras que el garabato, sólo es un trazo sin sentido, sin posibilidad de
hablar de cosas factibles de descubrirse o revelarse ante los ojos del
espectador”.
Sólo
interpretaciones
Mi intención al realizar este trabajo experimental
es redimir del suelo garabatos con
vocación de signo, exponerlos a la
vista de un espectador activo para que dialogue con ellos, para que
trasciendan, para que la poesía encuentre en ellos su materia y su cauce, para
hacer visible lo invisible. En esa medida daremos voz a los silenciosos, a los
silenciados, a los invisibles, por la falta de una ventana desde donde miren el
mundo y sean mirados por él, desde donde puedan existir y ser interpretados,
sólo eso, i n t e r p r e t a d o s, porque como afirma Michael Foucault:
“Cuando decimos lo que vemos es en vano. Lo que vemos jamás está en lo que
decimos”.
Consciente de esa imposibilidad agradezco a mis
amigos poetas que aceptaron participar en este proyecto plástico-poético, que
nos acerquen con sus poemas a estas imágenes que pretenden significar algo, que
sus palabras sean un puente que nos aproximen a ellas para experimentar en esa
cercanía algunas de sus posibles historias.
Palabras
finales
Si la realidad es como es, si nosotros somos los
que poetizamos los actos y los hechos, ritualizamos las acciones, les damos
sentido y significado a cosas que podrían pasar desapercibidas, si nuestra
mirada es la que rescata parte de la realidad para mostrarla a los otros,
entonces, es en este sentido que las Asfalturas
pueden aspirar a ser visibles e interpretables. Hay una resonancia en el
subconsciente del poeta que traduce e interpreta lo que estos signos gritan y
revelan a sus ojos. Por lo tanto, mediante un juego de la imaginación y la
palabra es posible a partir de estas imágenes y poemas aproximarnos a otros
aspecto de la realidad cotidiana, más allá del sentido común.
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